lunes, 10 de diciembre de 2007

Buen fin de año!

Comparto con ustedes dos buenas noticias: aparece ya Qucio, bajo el sello del FETA, y ya ando por las elecciones afectivas (dénle al link de abajo pa' que me vean!). Gracias a Rodrigo por la inclusión.

lunes, 26 de noviembre de 2007

De lo último!

Desnuda la adolescencia (en Cuba)

Si algo añoro de la adolesencia es la desnudez.
La desnudez de adolescentes que sin razón danzaban en mi cuarto,
la mía de los domingos que bajo el sol maceraba su futura fruta
de tacto temeroso.

Extraño la desnudez de los chicos fumando,
sus cuerpos reposando lánguidos sin vello, dibujados por el humo
y yo extasiado
desnudo
mirando tanta piel reunida, de la que hice mi vocabulario.

Extraño la desnuda confianza con que Maité me escribía desde su isla,
la desnudez de ella misma cuando andaba toreando tiburones:
palpaba sus caderas oscuras
cantando (qué voz) eso de somos lo máximo...

Todo parecía mejor así, desnudo,
como celebrando al intemperie su existencia si necesidad de tapar nada,
como si en la piel desposeída habitara también la transparencia
del mundo que se fragua simple y pleno

Hoy, la furia de los años nos cae interminable en kilómetros de tela.
La vida adulta, sus chamarras,
cubren más de lo que alguna ves imaginamos ver,
ya la piel es clandestina actividad que no se nombra.

Antes,
ibamos desnudos por algunas alamedas,
sin presumir
la losana liviandad de nuestros vientres,
no insitabamos a nadie con esas airadas nalgas,
no;
Tampoco pretendimos nada.
Era una desnudez que andaba sola,
sin necesitarnos habitaba nuestros cuerpos.
Era, cómo decirlo, una desnudez muy natural.

También fuimos locos que tocamos todo lo que vimos en aceras,
salvajes adolescentes que andaban de pecho en pecho, de sexo en sexo jugando a ser los primeros pobladores de la tierra
(animales del asombro, nuevos ricos).

Fue por desnudez que nos tentamos, no por morbo ni con fines de hacer más ancho el orbe, no,
era pura y sencilla desnudez.

Ya pasados los días de encuerarse sin provocación alguna,
los chicos de glandes lisos y rosados
son robustos dueños de bodegas de ropa en toda talla,
ya no fuman, corren dos kilómetros cortitos todas las mañanas
eso sí
con ropa deportiva muy a doc.

Y Maité,
ay Maité,
ya sin isla
ataviada con ropa de finisimas y registradas marcas,
no va nunca al mar (dicen, que se baña vestida para no
recordar el ardor de la piel sin protección).

Yo, a veces, cuando puedo llenar mis pulmones de harta melancolía,
me quedo bajo el sol alguna tarde de domingo
y como homenaje a aquella época de encueros,
me desvisto
y junto con mi cuerpo, en un exhalo lento (posibles lágrimas secretas),
desnudo también mi alma.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Un poemita publicado en Roma


Este poema, se publicará en breve en una revista literaria en Roma, Italia. Aquí lo dejo en una versión al italiano de Vicente Flores Militello: estimado amigo.


Acrofobia

Sólo he vuelto a probar
ese temor que aguija en las rodillas
cuando
desde algún puente o azotea
miro hacia abajo y siento
irracional
esas ganas de llorar.

Me paralizo,
me hinco irremediablemente ante la fuerza de ese miedo,
me rebasa, se apodera
de mi respiración volviendo todo abrupto,
látigo que todo lo cercena.

Éxtasis de umbral:
oscilo,
veo mi condición mortal de frente y
(sólo así)
me siento vivo.

Empapado de sudor cierro los ojos
y bendigo.

Así fue la primera vez
-vuélvete, infancia, a la memoria-
que oí su voz.




Acrofobia
Ho riprovato soltanto
quel timore che punge nelle gionocchie
quando
da qualche ponte o tetto
guardo in giù e sento
irrazionale
quelle voglie di piangere.

Mi paralizzo,
m’inginocchio inevitabilmente davanti alla
forza di quella paura,
mi supera, s’appropia
della mia respirazione, facendo tutto
scosceso,
frusta che tutto mutila

Estasi di soglia:
oscillo
vedo la mia condizione mortale di fronte e
(soltanto così)
mi sento vivo.

Inzuppato in sudore chiudo gli occhi
e benedico.

Così fu la mia prima volta
-girati, infanzia, verso la
memoria-
che sentii la sua voce.



Versión: Vicente Flores Militello

lunes, 12 de noviembre de 2007

Festival de la palabra

En la primera foto: Sergio Loo, Balam Rodrigo y Álvaro Solis en el palacio de la autonomía



Acá, ese mismo día, Roxana Elvridge-Thomas y Yo, leyéndo poemas...



Un tatuaje

Este poema, anduvo muy celebrado y felicitado en el festival de la palabra, donde lo leí a lado de buenos amigos y buenos poetas. Va aquí para compartirlo.


Siempre dijeron
de mi
que muy seriesito para su edad
-que muy bueno para venir de esa mala semilla
oscurecida-.
Yo
quería dormir hasta tarde los domingos
tener revistas porno debajo del colchón
pero: muy seriesito para mi edad.

Yo quería un tatuaje
pero
iba los domingos – tempranito-
al coro de la iglesia
al mercado del brazo de mi madre.
Hice mis tareas
fui todo lo que la familia deseó.

Ciertas tardes de verano salí desnudo al jardín
ivocando un dragón que en su tinta deborara mi pierna.

Bueno para las clases de história y de ciencia natural
asistí con religiosidad a clase
quise irme de pinta
y besar en parques escondidos a mujeres (niñas de labios pintados)
que se cambiaban el nombre
para no manchar como su ropa interior, el verdadero.
En cambio hubo prolongadas noches
de inventarles rostros y olores a esas musas.

Luego me dió por las palabras
andar diciendo cosas raras
de la gente:
su mirada es fuego que me funde y fragua
de las cosas:
una blanca nostalgia hizo nido en el ropero

y antes de perderlo todo en esa apuesta
-qué oportuno-
me consiguieron trabajo
un buen trabajo digo

de esos que uno gana su dinero
de esos que se pone uno corbata y siempre
le dicen a uno Señor

aprendí de nónimas y trámites honrosos,
de windows e impresoras a color
y yo
seguía queriéndo un tatuaje
en el tobillo
una tarde de playa con ocasos de Neruda.

Pero –siempre- el amor es de alguna forma medicina:
droga corriente
pelirgosa y aditictiva igual de ilegal –debiera castigarse-
muy costosa pero no tan de mal ver,
excepto
en las entrañas, donde hace su guarida de epidemia.

Comencé a escribir en las paredes de mi cuarto
luego en espaldas de mujer...
Hoy
mis versos se maduran lentamente
en la mirada desatada de un anhelo.
Una braza –más instinto que otra cosa-
prepara su caldero en cierto vientre
y canta de brazos abiertos mi llegada
en espera
del tañido iracundo que nos resumirá.

Cuando sepa el nombre de ese fruto
por toda la verdad acumulada
por toda la obediencia que llagó mi pecho
me haré un tatuaje
tal vez dos.

sábado, 27 de octubre de 2007

Uno de los recientes

Mi corazón

Te ríes
-más por verguenza que por gracia-
de este corazón abierto y pornografico
que no pone censura a cuanto es,
revuelca en su arteria
y se detiene,

colapsa cuando mira ciertas puestas de sol.

Pero esta mañana le pones encima la cobija
- por amor más que por esconderlo-,
le besas callada
antes de irte
dejando en su frente el amanecer.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Poesía de otra forma

De cualquier forma, poesía.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Buscarme afuera, en la vida...

Estimados, muy pocos, que me leen: La pasión es perversa y se toma en ciertos momentos licencias que no le otorgamos. Así, hoy, después de darme cuenta de lo poco incendiaria, viva, que resulta mi poesía, y debido a que tengo que conseguir pronto un trabajo, me tomaré una licencia escritural, un sabático de letras. Intentaré no perder el fuego (chispa acaso) que me ha hecho estos años escribir y ver el mundo con ojos de poeta, intentaré también madurar. En fin, es por que esa pasión se ha vuelto hoy material de la derrota que se aleja de mi y se toma su propia licencia. No sé, nada sé excepto que estoy cansado, decepcionado de todo, pero fundamentalmente de mi mismo. No me adapto a mi mismo. (eso se lo oí decir un día al buen Ricardo Yañez). Tal vez encuentre quién soy fuera de la escritura; tal vez, si dedico mis empeños a la vida y no a la escritura, pueda ser, al fin, escritor. Hasta pronto.


La vida es eso que pasa mientras uno está ocupado haciendo otras cosas...
John Lennon.

jueves, 23 de agosto de 2007

Un poema sobre estos días de otoño y viento

Ceniza

Tu aliento en mis labios
era fuego que todo lo quemaba,
los pechos ardían y ardían los muslos;
Todo se encendía en la hoguera viva
de aquella nocturna habitación.

Después sólo ceniza:

La luz hizo al jardín,
hizo el día y dibujó
en la cama
tu silueta que el viento dispersó.

Abrí bien la ventana, fui tras de ti.

viernes, 3 de agosto de 2007

Hablemos del poema

Breve reflexión, algo que espero acepten los buenos amigos de lenguaraz para ser columna en su revista.


El poema es un diapasón. Imaginemos de pronto y sin reservas un diapasón metálico a punto de ser golpeado para vibrar. Buscamos con este acto (el de hacer sonar el diapasón) una nota breve pero exacta, que nos oriente. La nota que saldrá del instrumento es la poesía, es la nota que habita antes del instrumento pero no puede ser oída sin él. La herramienta que tañe el poema es el sentido, con él es que le damos el golpe que lo hará vibrar (aunque siempre hay opciones, otras herramientas, ritmo, imágenes, silencio). La fuerza que se le imprime al instrumento es también vital, de la precisión en la fuerza depende la belleza, la claridad y limpidez de la nota que dará: la mano con su fuerza es el lenguaje. El poema es un diapasón que se tañe con sentido, con la fuerza del lenguaje y emite esas breves notas que son capaces de romper cristales, provocar aludes, conmover. El poema es un diapasón cuyo éxito depende de su hechura, de la perfección de su hechura. El poema, pues, es un instrumento.

lunes, 23 de julio de 2007

Otro link en donde habito

Estimados todos: aquí dejo el link de una página donde también hay algo de mi trabajo poético.
Hasta pronto.

miércoles, 27 de junio de 2007

Padre


Padre, al montón de polvo que te cobija
bajé esta tarde.
Enriqueta Ochoa.




Solamente nos separa, padre, un hueco habitado por el mundo,
una transparente brecha interminable,
ignorancia mutua y tres décadas de desaparición.

En qué montón de tierra maldeciré cuando te mueras,
a quién le entregaré el coraje insatisfecho de mi adolescencia:
lumbre que en el estómago anidó.

Y cuando llega el viento de septiembre
la ciudad cierra los ojos y se amamanta de su polvadera,
encuentro en ese ardor de garganta el único recuerdo de ti.

Has de estar también en el agudo mediodía de la canícula,
cuando todo se funde y la piel se nos incendia,
cuando una gasa cubre los ojos y no nos podemos reconocer.

Uno más

Pocos poemas en prosa tengo, va uno aquí


Este cuerpo no eres tú.

No eres tú. Este cuerpo que escribo no eres tú, porque no tiene las marcas de mis uñas en la piel. No es tu cuerpo, es la tarde que acecha mi alcoba y sube por mis muslos erizándome, haciéndome creer que es tu epidermis. Es un disfraz sin alma (con tu ropa) que me quiere tentar. No eres tú, pero yo cedo.

lunes, 18 de junio de 2007

Porque las musas merecen ser mencionadas


Un poema para Ale. HAce tiempo no pongo a la luz algo de lo mucho que le escribo.



Boca

El borde de la boca no es la boca
pero guarda en su esencia de contorno
la fuerza que lo vuelve beso. Y el beso
no existe sin la boca,
excepto por su génesis de aliento,
de sustancia que pasada por la boca
del amante y de su amante acaba en explosión
de carne, acaba en beso.

No es la boca el borde de la boca,
es otra cosa:
su anuncio
suspenso;
el dibujo preciso de la forma que antecede
al cuerpo y al deseo, y sin embargo,
por raro que parezca,
forma parte de la boca.

miércoles, 13 de junio de 2007

Menos siempre (o casi siempre) es más

MASCARADA

Otra vez varado,
repleto de un nombre que no es mío
juego con mi soledad y la dibujo.

viernes, 8 de junio de 2007

Un medio de transporte, también para viajar.

Que más quisiera yo que hacer volar a alguien...

Poema Avión

Estas palabras que lees
tienen estructura metálica y aspiran a poema,
quieren ser, en sentido estricto una aeronave.
Llámale avión, me da lo mismo;
lo importante aquí es
que vuele.

Lo vital es que el poema tenga alas,

asientos al menos para dos:
un piloto resulta imprescindible.
Que trabaje el torrente de sangre combustible,
que deje
en el espacio
esencia hecha de humo;
que haga, en su pirueta,
una señal discreta que se pueda ver.

Intenta despegar este poema
con sus ruidos y sintaxis propulsoras,
ganar altura con los signos,
planear, acaso, en consecuencia de los verbos;
tal vez,
después de tu lectura,
monosílabo, se atreva a aterrizar.

El poema tiene por fin último volar
-mejor, ser vuelo- .

Y si algo transporta por los aires,
será más que palabras predispuestas,
habrá sido,
venturosa maquinaria,
un avión.

(Rudder o Epilogo)
Ya luego se verá, si se relee, que a veces
-depende también de las corrientes,
del piloto,
de la forma de leer.-
El poema no despega.

jueves, 7 de junio de 2007

Porque viajar siempre es un placer...

El encarguito Guillermo Sheridan
Entiéndese por encarguito cualquier objeto que viaja entre dos personas que se quieren, a cambio de que una tercera las aborrezca para siempre. Costumbre acendrada y uso inextricable de la confusión mexicana sobre los usos del afecto, el encarguito —cosa y mensaje, objeto y símbolo— es una elaborada forma de la pesadilla. Quien enjareta un encarguito desdeña a las compañías especializadas en favor de un amateur incompetente, maniatado por parentesco o amistad. En lo que al amateur concierne, es un afecto infectado de sadismo. Pero en fin. No es lo mismo que la prima Flauberta reciba su póster tamaño natural de Juan Gabriel por dhl, a que lo reciba de una mano cordial que con todo gusto la ahorcaría. El fenómeno encarguito requiere de por lo menos tres participantes: la persona que lo envía (llamada el encarguitante), la que deberá recibirlo (el encarguitado), y la que lo traslada (el encarguitario o, más sinceramente, el pendejo). Basta con que se corra la voz ("Fulano se va a París. Encárgale algo. Es muy buena gente ese pendejo"), para que todo viajero confirmado se convierta en encarguitario potencial. Una vez enterado, el encarguitante urde su tortura. Imposible desaprovechar la oportunidad de perjudicar a un prójimo y, de pasada, hacerle llegar al pariente un litro del chilpachole que tanto extraña. La elección del objeto a encargar cae dentro de lo que en teoría de la mexicanidad se conoce como "ocurrencia", fenómeno que consiste en aplicarse con ingenio a la minuciosa confección de un disparate. Tomada la decisión, el encarguitante busca al viajero. No tarda en sacar el tema de su ser querido, quien mucho sufre en extranjera playa. El viajero se apercibe, en ese instante, de que se inicia su inevitable mutación en pendejo. Entre la charla melosa, el encarguitante desliza entonces las frases insinuantes de rigor: Ah, pero ¿vas a París?; solicitantes: ¿Te podría hacer un encarguito? y atenuantes: es una cosita de nada, o sólo un detallito, o bien, una cosa urgente. El pendejo se muestra atento a estas expresiones y las sopesa de prisa, aterrorizado y sin perder la cortesía. La experiencia le indica que cosita de nada alude a la categoría "comida vernácula"; detallito es siempre un calendario azteca verde de Tlaquepaque; cosa urgente es un objeto preciado para la familia (por ejemplo las cenizas del tío Anatolio, que deseó fuesen esparcidas dentro del Moulin Rouge). Si el viajero acepta convertirse en pendejo, recibe las frases de agradecimiento: no sabes cuánto te lo agradezco, o bien: no sabes cuánto te lo voy a agradecer. Atención: la elección del tiempo verbal obedece a la relación peso / volumen del encargo. De este modo, te agradezco desplaza de medio litro para arriba, mientras que te lo voy a agradecer mide un mínimo de un metro. (Si se antepone deveras a cualquiera de las anteriores, multiplíquese por dos; deveritas, por tres.) Para terminar, llega la remachante frase que cierra el contrato: ¿Estás seguro de que no es mucha lata?, que traducida al castellano significa: Ya te fregué y lo sabes, y además sabes que yo lo sé, y no puedes hacer nada, por pendejo. Momento fascinante ese de introducir a la cabina del avión el gobelino que representa "La Noche Triste" que adornó por generaciones la sala de la tía Zenaida. Más fascinante aún es cuando al cruzar la aduana, luego de ser detenido por su palpable nerviosismo, el pendejo se encuentra en el singular trance de tener que explicarle a un agente aduanal francés qué son los escamoles. Et dans votre culture, monsieur, avez-vous l'habitude de voyager par le monde avec votre collection des œufs de fourmis? El silencio que sigue le augura a los escamoles una larga vida en calidad de sans papiers. El viaje del encarguito culmina con su entrega. Las instrucciones comienzan siempre con la misma frase: "No hay problema. Llegando llamas a Honorato al teléfono tal. Escucharás la grabadora. A la señal, dices en voz baja esto: Ya llegó el que andaba ausente. Él se encarga de contactarte". O bien: "No hay problema. Mi hijito Óscar Erick te va a buscar el martes a las nueve de la noche bajo los güevos del caballo de Carlomagno en el atrio de Notre Dame." Honorato llega y se va de prisa, de reojo, con su "bote de talco Johnson & Johnson que no se consigue en París". Erick Óscar nos cae inmediatamente gordo. Se repasa la mutua relación con el encarguitante que culmina en el falso acuerdo: "Es muy buena gente". Después, un silencio embarazoso. Luego se dice que hace mucho frío. Se mira el reloj. Se intercambian gracias y denadas. La operación ha concluido. Mientras el pendejo camina hacia el metro, mira a Erick Óscar abrir el paquete allá a lo lejos y dirigirse de inmediato al basurero más cercano. El pendejo regresa a casa, resignado. Su ropa olerá a enchiladas potosinas a lo largo de todo el invierno

lunes, 4 de junio de 2007

Otro con dedicatoria

Amantes



Ciclón de pasos,
el tiempo dando tumbos:

en la lluvia, los amantes.

Nada existe porque nada se detiene.
En sus ojos
la luz hace presencia.
Reflejo nítido,
espacio mínimo.
Se siente su calor.
Los pasillos crecen
-el mundo, inasequible.
Sólo un beso sujeta a la carne su existencia.

(Para Elizabeth Posada B.)

Otro mío

Con dedicatoria a mi amigo Jorge Sánchez
Nada

Todo pierde – en medio de esta ausencia-
su certero nombre:

todo es suposición
y todo es nada

no hay centro en las palabras
para darles puñetazos (por eso):
acepta, dolor, este intento por llamarte.

El mundo anda sobre mi,
cabalga desbocado
y cada objeto, informe y desnombrado, sigue
pese al lento veneno de las horas
funcionando.

La cama donde duermo no es la cama
porque no tiene, ya, las mismas sábanas,
ni es parque ni sonrisas las del niño,
ni sangre la que mancha sus espejos;
ni harina
y levadura su mendrugo,
ni insomnio (que es sueño) ésta su tos.

Todo pierde – en tu recuerdo-
su epicentro.

Nada,
excepto la rabia precoz e inesperada
(ingenua rabia que todo lo hace lento),
se mueve de lugar
y sin embargo
cómo duele el corazón,
cómo su resto.
¿Acaso
su latir desvencijado
quita al mundo su chocante movimiento
y no deja de girar?

Aquí mismo me lleno de certezas
-podría contarlas, otra vez sobre la mesa-
y no sirven
otra vez
para más nada:
no me alcanzan para ser,
ni para estar; no alcanzan a doler
como el recuerdo,
no,
no alcanzan.
Lejos de ti nada se llama,
nada tiene verdad
y todo es nada.


viernes, 25 de mayo de 2007

De Ese Otro Anterior

Por pura consecuencia, va un poema mío. De Ese Otro Anterior


ANDO
por estas calles y el ruido
me es ajeno.
Tomo alguna avenida rumbo al centro
mientras vago
siento firme el suelo,
desestimo la importancia de los pies.
El ruido sigue,
-letargo-
ajeno.
Doblamos en la esquina (yo, otros 10),
me detengo. Observo el semáforo,
me toco,
me siento.
¿Soy yo quien mira fijamente
o es el ámbar que me sostiene?
Abro la boca en un reflejo:
lo sé ,
soy el resultado de la evolución de un pez.

Sigo por la calle pero ahora entiendo.
Sigo, transito por el centro
pero ahora con fluidez, ahora,
-aún sobre mis piernas-
nado.

Soy el pez anterior a los mamíferos
insomnes que inventaron la ciudad,
sobreviviente del inicio,
rastro de cardumen disoluto.

Antes,
el aire fue sólo un alcahuete
intermediario
donde ardía el reflejo.

Y la luz también era innecesaria.

Fui embrión.
Soy pez.
Y a veces también soy mi semen

buscando
inútilmente
fecundar.

Un poema

Sobre otros seres (por cierto anteriores), algo de Roxana Elvridge-Thomas



Ordenanzas
Ellos izan pardas nubes. Enjuagan en el alba esos dedos de rosácea
bailarina que se alista a debutar.
El rocío —así lo llaman— son las gotas que esta actriz, agitada,
desgrana al disponer sus yemas para el acto.
Y extienden, preparando para el público su arribo, ingenuas toallas a
secarse en barandas de limón.
—Como Aquél que extiende auroras a través de su ventana.


Qué gran libro éste (imagenes para una anunciación).

Tamborileo

Inauguro este blog con un golpe de tambor de Ricardo Yañez: maestro y amigo (Una especie de gurú) :


HABLA, LEI EN algún lado, no como si las palabras salieran de ti, sino como si entraras tú a las palabras

NO VENIMOS AQUI a que nos aplaudan, pero tampoco a que nos regañen, sino a saber mejor a dónde vamos, o a mejor ir a no sabemos dónde.

POESIA, MAS QUE lenguaje, es amor de lenguaje.

Sriva esta musiquilla de Bienvenida