PAISAJE
I
En la vereda la luz se multiplica.
Tras el manto de nieve un bosque se adivina,
se presiente un follaje, un marzo
que dejó un paisaje inacabado.
No hay límite preciso que divida
la blancura del cielo del árbol que me observa.
El frío
es inmóvil silencio que penetra,
ahuyenta a las ardillas;
todo, excepto la esperanza, se congela.
II
Para volver
sigo las huellas del día sobre el camino,
retazos de pisadas en la nieve
(debo adelantármele, se va).
El ocaso pierde brillo.
En la montaña se oye
la noche que desciende resbalando:
alud que se aproxima.
Y
tras el manto nocturno se anticipa
la mañana con su luz.
I
En la vereda la luz se multiplica.
Tras el manto de nieve un bosque se adivina,
se presiente un follaje, un marzo
que dejó un paisaje inacabado.
No hay límite preciso que divida
la blancura del cielo del árbol que me observa.
El frío
es inmóvil silencio que penetra,
ahuyenta a las ardillas;
todo, excepto la esperanza, se congela.
II
Para volver
sigo las huellas del día sobre el camino,
retazos de pisadas en la nieve
(debo adelantármele, se va).
El ocaso pierde brillo.
En la montaña se oye
la noche que desciende resbalando:
alud que se aproxima.
Y
tras el manto nocturno se anticipa
la mañana con su luz.
1 comentario:
una buena muestra de cómo canta quicio.
un gusto el otro día.
abrazo.
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