viernes, 17 de octubre de 2008

Entrevista realizada por Enrique Hidalgo Mellanes, a porpósito del premio Rodulfo Figueroa

Aunque no es toda la entrevista y a mi gusto dejó fuera los argumentos más sólidos sobre el libro, así lo publicó canal 22 en: http://www.noticias.canal22.org.mx/ y así es como la transcribo aquí para los pocos seguidores de este blog.


TUXTLA GUTIÉRREZ, México, 10/10 (N22).- Julio César Toledo (Chicontepec, Veracruz, 1977), es el ganador del Premio Regional de Poesía Rodulfo Figueroa 2008 con el poemario Suplencias para el nombre del padre. El Premio fue convocado por el Coneculta Chiapas.

-¿Tiene usted alguna metodología para encontrarse el objeto poético?

-Supongo, aunque puede parecer un lugar común, que cualquier metodología resulta insuficiente ante el hecho poético. Cada texto me va proponiendo una forma distinta de tratarlo, supongo que cada libro, o mejor, cada poema contiene ya en su virtual existencia la metodología correcta para su creación: soy un convencido de la idea de que la poesía está en la vida, de ahí viene mi idea de que cada texto debe contener en sí la metodología con que se hace, es un poco la vieja apuesta de que forma es contenido. Ahora bien, cada mirada es distinta, y esa es una metodología en sí: el mismo tema visto por dos poetas resultará en dos tratamientos distintos, dos poemas distintos; en eso estriba, supongo, la posibilidad poética.

-¿Cuáles son sus presencias poéticas? ¿A quiénes lee?

-A cuanto puedo. Me interesa mucho leer a poetas mexicanos vivos porque me gusta saber qué escribe la gente de mi generación, la gente que ve las mismas noticias que yo. Pero uno siempre carga, de algún modo, con una mochila llena de libros leídos (la tradición, le dicen) y no puedo evitar pensar en Gilberto Owen y Novo. En poetas más recientes como Enriqueta Ochoa y Jorge Fernández Granados. Son muchos. Cada libro tiene los propios, supongo que uno lee por etapas y eso significa siempre una influencia. Por supuesto abrevo, como muchos jóvenes, de otras presencias poéticas (como las llamas tú) como la música, ciertas películas, etc.

-Como poeta, ¿qué le asombra de la vida o de la muerte?

-Qué pregunta tan general y complicada: yo me dedico a escribir, creo, justamente para poder medio poner los asombros en palabras. Haré un esfuerzo: creo que al poeta le toca entrenar sus sentidos precisamente para asombrarse del mundo. En ese sentido casi cualquier cosa se vuelve extraña porque el oficio disloca el entendimiento o lo agudiza. Cada cosa se vuelve extraordinaria, desde lo más pequeño. La vida me asombra, sobretodo, por su continuidad (ya lo dijo Sabines, no tú ni yo, sino la vida?) y la muerte, quizá, por su capacidad constructora.

-¿Cómo fue escrito el poemario Suplencias para el nombre el padre?

-Con preguntas, sobretodo. Un día descubro que lo que traigo en la cabeza son preguntas y que todas esas preguntas tienen que ver con el origen; algunas aparecían ya en mi libro anterior, Quicio, y eso me dio una pauta clara de por dónde estaban mis obsesiones en ese momento. El libro pasó por varias etapas, como casi todos, me tardé más o menos un año en escribirlo y originalmente era una serie de poemas sobre la existencia de Dios. Pronto me di cuenta de que la figura de Dios se mezclaba con la del padre (en términos reales y simbólicos) y con la del yo. Y así fui definiendo el tono y los "subtemas" que me interesaban.

2 comentarios:

pk dijo...

yey!
buen viaje.
bien por aquello de lo extraordinario y de lo "constructora" de la muerte.
abrazo

Fernando Trejo dijo...

Muchas felicidades mi compadre. Aunque ya pude darle su abrazo en persona, nos veremos en su entrega el sábado, si Dios quiere.
Saludos.